Saturday, October 22, 2011

Benguela y yo

La vida en Benguela es tranquila. Las calles no tienen mucho tráfico, son pequeñas y tienen árboles enormes que dan una sombra muy agradable cuando una camina a las doce del mediodía. Las casas son bajitas y de colores. Siempre se escucha música saliendo de un puestecito de comida, de una casa, de un coche,  de un bar. Con una playa de unos dos kilómetros es fantástico poder pasear al atardecer. La gente dice "bom día" siempre que pasas por su lado y los vendedores no son pesados... se acercan, te enseñan y si no quieres comprar se van.

La casa donde vivo tiene un porche con un hamaca donde contemplo la vida de la calle. Veo a las vendedoras de pescado pasar pronto por la mañana, los niños yendo al colegio, las motos pasar a toda velocidad. Mario, el guarda de la casa, tiene unas manos maravillosas para cuidar de todas las plantas del patio...parece una pequeña selva.

El cambio de vida ha sido radical, de la intensidad de un Madrid que me ofrecía a cada momento algo que hacer, alguien con quien estar, ruidos que me aturdían a la paz de una ciudad que me permite ver verde a todas horas y escuchar las conversaciones de los vecinos como un eco.

Me encanta ver a las mujeres con su balde lleno de verduras y frutas en la cabeza, mientras llevan en su espalda a su bebé y van conversando con su amiga con una ligereza impresionante. Quiero probar a ver si yo tengo tanto equilibrio como ellas. Me parece todo un arte y mucho mejor que cargar con todo a la espalda o en las manos como hacemos nosotras.

El trabajo de momento no es mucho, estoy empezando a tener reuniones con las autoridades sanitarias, pero aquí como todo el mundo sabe, la prisa mata. Así que todo va a un ritmo más lento. Puedes quedar con alguien, llegar a la reunión y que la persona no esté. Normalmente es porque tiene una reunión de "partido". Es curioso estar viviendo en un país con régimen "comunista". Hermanado ideológicamente con Cuba, encuentras cubanos tomando cerveza por las tardes en los bares del paseo marítimo. Chinos construyendo las veinticuatro horas del día. E incluso he oído hablar de que en el interior de la provincia hay un médico norcoreano que no habla una palabra de portugués atendiendo a las mujeres embarazadas.
Pero cada día llegan en aviones procedentes de Europa muchos blanquitos que vienen a trabajar en el petróleo, viven enclaustrados en hoteles y apartamentos carísimos y comen en restaurantes de 50 dólares.

Alquilar una casa es un martirio. Las casas están completamente vacías y a reformar. Te las alquilan por mil dólares pero tienes que hacer tú la reforma, comprar absolutamente todo y dar por adelantado un año de alquiler. Luego te vas y ellos se quedan con la casa "nueva". Así que de momento he decidido no meterme en dicho marrón. Al fin y al cabo mi proyecto se acaba en Mayo y hasta que no veamos qué tal se trabaja aquí, no podemos hacer una inversión en una casa. Así que estoy alquilando una habitación en una ONG sueca. Estoy sola en una casa de 3 habitaciones, salón, cocina y baño. Pero por aquí ya ha pasado un periodista alemán esta semana, y tendré huéspedes la semana que viene. Me gusta. Me gusta que pase gente, hablar, tener compañía y cuando se van quedarme sola y disfrutar del silencio...y de la música de la calle.

Todavía no me he integrado en la vida angolana, no conozco mucha gente de aquí. Apenas la gente con la que trabajo o con la que trabajan las otras ONGs. Pero todo llegará, estoy en período de observación y de adaptación. Mi alma está todavía viajando por el Atlántico.Mi mente está entre Madrid y Benguela, en algún punto bajando por estas tierras africanas. El alma siempre tarda más en llegar que el cuerpo. La culpa es del avión...8 horas es poco tiempo para que el alma llegue a una nueva realidad.

El sábado pasado, 15 de Octubre, estaba por completo en la puerta del Sol. Con mi familia de Coordi, pensando en las manifestaciones y siguiéndolas por streaming. Hablando de política con los expatriados que viven aquí. Vibrando con los vídeos que se agolpaban en youtube y a la vez mirando estas calles donde no saben todavía que el capitalismo no es el camino y que lo que está pasando en Occidente a ellos les afecta, y mucho. Que la igualdad es tan importante como la libertad y la fraternidad. Pero en Angola están trabajando en esa libertad y esa fraternidad. Como ya dije en mi anterior post, 30 años de guerra dejan muchas secuelas...y mucho trabajo por hacer.

Ya ha habido varias personas que me han hablado de lo que ocurrió aquí en 1992, la guerra se recrudeció mucho aunque hubo un intento de paz. Todo el mundo tiene alguien que murió en la guerra, los hombres de más de 30 años que pasean por la calle son en su mayoría fugitivos de un ejército que les iba a buscar a sus casas para que fueran a luchar. No hay gente mayor, apenas he visto un par de ancianos.
Me llama la atención la poca capacidad de aprendizaje que tienen, porque no están acostumbrados. Después de un colonialismo voraz, la guerra acabó con cualquier posibilidad de desarrollarse intelectualmente (hablo por supuesto de la gran mayoría... la minoría que pudo irse a Portugal o a Sudáfrica y que han vuelto a reconstruir este país tienen capacidades excepcionales).
Me contaba un médico anestesista que estuvo dando clases en un hospital de Luanda a los técnicos que anestesian (que no son médicos, tiene sólo formación profesional) que estuvo 3 días explicándoles la regla de 3 para poder anestesiar y que duda que más de dos de sus 30 alumnos sepan hacerla. El analfabetismo tiene un porcentaje muy alto (el 60% de la población). En contrapartida a esto, he notado que hay interés de superación y de aprender. Cuando les hablas de formación todos asienten con que es muy necesaria en este país. Cuando comiencen las clases ya os contaré cómo van.

Hoy me voy a acampar a una playa a dos horas de Benguela, cerca de una aldea...tengo muchas ganas de ir por carretera, de ver el África virgen. Sacaré fotos y empezaré a colgar algunas en este blog.

Llegó el otoño a Europa, la primavera a Sudamérica y la época de lluvias y el calor a Angola. Disfrutemos.

Un abrazo para tod@s desde donde quiera que me estéis leyendo.




Thursday, October 6, 2011

En construcción

Si en el 2008 cuando empecé a escribir este blog hacía realidad uno de mis sueños, ahora puedo volver a decir lo mismo...lo cual me lleva a la conclusión de que seré una soñadora, pero qué bien me va esto de soñar!!

Cuando volví de mi viaje en Febrero de 2009 tenía una idea clara: quería volver a viajar. Pero esta vez dedicándome a la gente que se conoce cuando uno viaja. Después de mi experiencia en Baan Saan Rak (Tailandia) supe que quería ser cooperante. Y empecé a encaminarme hacia eso. No es fácil para una publicista de titulo cambiar de profesión, pero como a mí me gusta soñar, y soy una persona tenaz, en Julio de este año la vida dio un giro de 180º y conseguí un trabajo como cooperante expatriada en Angola. Tengo que confesar que tuve que mirar el mapa para saber dónde estaba el país que mi destino marcaba.

Han pasado 3 meses desde aquel 7 de julio, fecha que se graba cada vez con más fuerza en mi vida, y heme aquí, en Luanda la capital más cara del mundo.

Llegué ayer, 5 de octubre, a las 6h de la mañana, con el cielo nublado y bastante calor. Cuando salí del avión me vino un olor a gasolina quemada... pero huele así Africa?? Todavía no lo sé.
Entre lo dormida que estaba, las horas de viaje, y la duda de si mis maletas habrían llegado en el mismo avión que yo pasé el control de inmigración. Presenté mi cartilla de vacunación de la fiebre amarilla y...BIENVENIDA A ANGOLA!

Gracias a una bellísima burgalesa que vive en Benguela, tenía un taxista esperándome para llevarme al hostal. En su coche sonaba la radio, Radio Angola cuyo locutor no dejaba de decir que el tráfico era horrible. Y sí, no se equivocaba. El tráfico en Luanda es una pesadilla. Una empieza a pensar cómo es posible que la ciudad más cara del mundo (podéis comprobarlo en cualquier ránking) tenga tantísimos coches...bueno, la respuesta es fácil, la gasolina apenas cuesta 0,60€/litro y o te mueves de "carro" o no llegas jamás a ningún sitio. Claro, que algo que ayuda mucho a los atascos es que Luanda está en construcción.
Todas las calles principales se están reconstruyendo, pavimentando de nuevo, haciéndolas más grandes. Pero cual es mi sorpresa cuando giramos la calle para llegar a mi hostal y es puro barro, mezclado con basura, puestos de comida, de belleza, de cosas, mujeres con escobas barriendo la calle portando a sus bebés a la espalda como si de canguros al revés se tratara, niños semidesnudos jugando, hombres sentados en sillas rotas hablando, camiones que no caben por la calle... y ese olor a gasolina quemado que me ha penetrado hasta la garganta.
Después de un largo viaje, dormí hasta las 16h de la tarde, no podía con mi vida. Y cuando desperté sonaba música por la ventana. Justo en frente de mi ventana hay unas chabolas y había un grupito de unos diez chavales escuchando música y niños jugando a la pelota.

Ayer por la noche conocí a un amigo, de un amigo de un amigo...Roque. Que quedará impreso en mi primer día en Africa. Un español que trabaja aquí, en Luanda. Con él me atreví a salir del hostal. Fuimos a un bar frente al mar...unas capirinhas y el olor a gasolina quemada desapareció!!!

Hoy fui a la embajada, y a la oficina de la AECID a comentarles que el "freespirit" está en Angola. Todo el mundo fue muy simpático, y todos dicen lo mismo cuando les digo que me voy a Benguela "es un gran destino, gran ciudad, te va a encantar. Y tiene aceras!". El día 12 de octubre nos volveremos a ver, esta vez no para ir a ver a la pilarica como es mi costumbre, sino para ver flamenco y tomar vino...español, of course!

Esta tarde estuve reunida con una mujer que conocí hace una semana en Madrid. Se llama Fernanda, y trabaja para Red Mulher, una organización que asocia a 80 ONGs de Angola que trabajan por los derechos de las mujeres en los diferentes ámbitos de la sociedad. Ella me explicaba que poco a poco van consiguiendo que las mujeres participen en la vida política de este país, y en junio de este año de aprobó la ley de violencia de género (tengo una copia conmigo, cuando la lea os cuento). Ella me explicaba entusiasmada que consiguieron como mucha lucha que esta ley saliera adelante.
Asimismo hablamos mucho de salud, ya que es el tema que me toca. Angola tiene el índice de mortalidad infantil más alto del mundo (acaba de superar a Afganistán) y también uno de los más altos de muerte de mujeres en el parto. Inciso: el proyecto que he venido a realizar aquí es el de capacitación de matronas en el municipio de Benguela.
Así que parece que el proyecto que tengo por delante puede tener un gran impacto en la población.
Las causas de esta gran mortalidad son diversas, pero fundamentalmente son la malaria y que las mujeres no van al hospital a dar a luz. Primero porque aunque la sanidad es gratis, las enfermeras ganan tan poco dinero, que las pacientes tienen que ir con dinero para poder pagarlas y ser atendidas. Y segundo, porque muchas de ellas no se sienten seguras a la hora de ser atendidas por jóvenes enfermeras...sobre todo en los pueblos, no terminan de ver que "la hija de" pueda atenderlas aunque esté formada para ello.
La cultura choca mucho con las medidas de salud que se han de tomar. Pero como me explicaba Fernanda, una guerra de 30 años no se pasa sin más por mucho dinero que ahora tenga el país gracias al petróleo. Hace falta educar las mentes, olvidar el miedo, volver a hermanarse y aprender mucho para que Angola sea un gran país en el que la gente viva feliz.

Angola está como las calles de Luanda...en construcción.